Tras un tiempo, vuelvo a hacer reseñas en el blog, y el
libro elegido ha sido
La Tercera Revolución Industrial, de Jeremy Rifkin.
El título prometía, y mucho. Además, la Tercera Revolución Industrial es un concepto que no sólo se usa en este libro, sino que hay
he visto a Sala-i-Martin hablando de ello, o en distintos medios de comunicación, el cual os recomiendo ver como introducción, y es que
el enfoque del economista catalán no tiene nada que ver con el que hace Jeremy Rifkin.
Este autor es famoso por defender a ultranza la economía basada en el hidrógeno. La crisis que estamos viviendo ahora, según él, responde al decaimiento del petróleo como fuente de energía. El tipo de energía, contaminante, en poder de unas pocas manos, no renovable, etc, es un modelo que afecta a la economía. Crisis como la que estamos viviendo vendrán, mientras que no cambiemos este modelo según él. La revolución industrial la sostiene en 5 pilares fundamentales, en la que el tercero es el uso del hidrógeno. Rifkin basa su movimiento en un uso distinto de la energía, en el que las personas se produzcan su propia energía, de manera que cada unidad familiar, cada planta productiva, cada centro de ocio se autoabastezca, y que si hay un excedente de energía, se comparta a la red, de manera solidaria. Esto contribuiría a reducir la factura de la luz, a incrementar el uso de las energías renovables y a reducir drásticamente las emisiones de CO2.
El problema es que el autor no dice ni una palabra de cómo piensa hacer esto técnicamente. Reconozco que puede ser un deje profesional mío, pero me parece una idea feliz sobre el papel, pero que hay que ser capaz de industrializarla. El smart grid, la red inteligente que se plantea en la actualidad no es tan ambiciosa como plantea Rifkin. Él dice que es clave el uso de contadores electrónicos en los hogares para este nuevo reparto de energía. Ahora mismo, el fin principal para hacerlos electrónicos era para conseguir hacer un telecobro, es decir, para que no vaya una persona a ver el contador in situ.
Otro problema que le he visto al libro es que relaciona varias tendencias que se están dando hoy en día en distintos ámbitos, como el planteamiento de un nuevo sistema educativo, una nueva manera de hacer política, alianzas empresariales, comportamientos digitales y modos de relacionarse de la gente... con su tercera revolución industrial. En mi opinión, estos hechos se están dando a la vez, pero no necesariamente por las ideas de Rifkin. Son coincidentes en el tiempo, pero no responden a la misma necesidad.
Además, el estilo de escritura me parece bastante prepotente, ya que el autor habla en primera persona y habla de los numerosos líderes políticos con los que se ha reunido y lo bien que les ha sentado sus ideas. En ningún momento habla de los contras. La economía basada en hidrógeno es un error, ya que este elemento no es una fuente energética, sino un vector energético. Cuesta más energía procesarla, que la energía que nos proporciona a continuación.
Ha habido un capítulo que me ha llamado poderosamente la atención, y era una descripción cronológica a lo largo del tiempo de cómo los economistas han intentado basar sus modelos en la física newtoniana (acción-reacción), o incluso termodinámica, basándose en la entropía y la generación de transformación de energía.
Por otro lado, no estoy tan convencido de que el petróleo tenga un fin próximo. Según parece y me chivó un Búho,
el petróleo extraído de arenas bituminosas y del fracking está resultando de una calidad superior a la que se esperaba, y se espera que empiecen a explotarlo en Polonia y Estados Unidos intensamente a corto plazo, y se están modificando las leyes para ello (fuente
1,
2,
3) y
Obama presume de sus ventajas. No quiero decir que esto sea bueno o malo, sino que unas megaempresas han decidido seguir haciendo dinero. Un blog que habla de esto y más cosas de manera rigurosa, a mi entender, es
http://crashoil.blogspot.com.es/.
ACTUALIZACIÓN (18 junio 2013)
Tras una pequeña charla con un investigador en electricidad y automatismos, he conocido que el Gobierno Español publicará en breve un nuevo
Real Decreto de Balance Neto. Éste está relacionado con el modo en que los hogares compartirán energía.