Bueno, si he conseguido meteros las ganas de leer la entrada, ahí va! Espero que os guste!
Ocurrió hace dos fines de semana. ¿Qué me pasó? Una de esas experiencias gratificantes, pequeñas aventuras que pocas personas suelen poder contar: acceder como corresponsal a unos entrenamientos de Fórmula 1.
A los aficionados que siguen esta actualidad les sonará que los últimos fueron en Montmeló, el fin de semana del 1 al 4 de marzo, y a esos pudo acceder este periódico. Es toda una experiencia, apreciada aún más por ser en los entrenamientos cuando más Fórmula 1 técnica hay. Además, era la última oportunidad de las escuderías para probar avances, por lo que creo que me fui con una buena y actualizada impresión.
Pasear entre los clásicos camiones motorhome de los equipos es bastante particular, sobre todo si es la primera vez que se hace. Llama la atención lo limpios y relucientes que están, brillan hasta las tuercas de las llantas. Hasta los neumáticos parecen recién calzados.
La estrategia para no perderse un detalle o estar al pie de la noticia consiste en seguir a los que tienen las cámaras con los objetivos más grandes. No sé exactamente cómo lo hacían, pero se veía a un grupo correr ante un camión, y de repente… aparecía ¡Webber! El australiano pasa sin levantar la cabeza, corriendo y sin atender a nadie por supuesto. Fin de las fotos de Webber, y las cámaras se mueven sin dudar a otro camión… ¡y aparece Raïkkönen! De verdad, de película.
No es buena idea ir a estos sitios sin algún contacto previo. Conviene conocer a algún otro periodista, o con mucha suerte, a alguien cuyo sueldo venga de una escudería. Fue nuestro caso, y el ingeniero de pista de Pastor Maldonado, Xevi Pujolar, no dudó en saludar y charlar unos minutillos. Fue una grata sensación.
En caso de no conocer a nadie, se pierden algunas oportunidades, y el aficionado se puede convertir en mero turista, paseándose no sabiendo muy bien a dónde ir, solo viendo los camiones y contemplando los monoplazas en pista, pero para sacarle un poco más de jugo a la experiencia conviene conocer a alguien. Paseando por el paddock no resulta extraño ver familias con niños pequeños, y esos me imagino que no son corresponsales… suena a regalos de empresas, como si te regalan entradas para un partido de fútbol.
¿Qué hay de la gente famosa? Pues todo el mundo quiere hacer lo mismo, sacarse fotos con ellos, y los aludidos lo saben, por lo que no se dejan pillar fácilmente. Eso sí,
si un aficionado consigue parar a Ross Brawn o a cualquiera para hacerse una foto, ¡ya la ha liado! Ya que detrás de él habrá una cola de 15 para hacerse una foto en un segundo con él. No hay palabras, solo foto o autógrafo. Puedes hacerte fotos con otros ingenieros o personal del equipo no mediático, pero normalmente nadie lo hace.
Christian Horner, director del equipo Red Bull
Otra de las grandes ventajas, si no la más, es que la entrada al circuito es gratuita y que se seguir seguir las evoluciones de los monoplazas desde sitios, en ocasiones, mejores que la del aficionado medio. De hecho, ver la carrera desde la gran sala de prensa es un lujo, con los garajes y el pit-lane justo al pie. Se ve todo, y el techo está lleno de televisores colgados que muestran los tiempos, las clasificaciones y toda información que normalmente nos chivan por televisión.
Por cierto, no sé si alguien se lo ha preguntado, ¿a qué fui a Montmelo? Pues, entre otras cosas, Noticias de Gipuzkoa intentó entrevistar a Pedro Martínez de la Rosa. Y digo intentó, porque el equipo HRT finalmente no concedió entrevistas individuales a la prensa escrita, sino que, debido a no tener el coche listo hasta el último día de los entrenamientos, lo que hicieron fue optar por hacer una especie de rueda de prensa (un tanto desorganizada) ante toda la prensa explicando sensaciones de pretemporada, cómo estaba el equipo y cómo estaba el piloto. El bólido de HRT se estrenó el 5 de marzo, por lo que no sabremos cómo se comportará en las primeras carreras. Habrá que esperar a ver el ingenio de este equipo, pero a los pilotos se les ve esperanzados y dispuestos a dejarse la piel.
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