Así ha quedado la serie:
1- Apps de citas online (I): el problema matemático
2- Apps de citas online (II): los patrones oscuros
3- Apps de citas online (III): los usuarios como mercado y un poco de teoría de juegos
4- Apps de citas online (IV): puntuación de usuarios y subasta de datos online
Patrones oscuros no es el término para referirnos a jefes que transmiten miedo, sino a trucos de los que se valen las webs o las aplicaciones para dirigirnos, como quien no quiere la cosa, hacia el producto/servicio/página que ellos quieren.
Por ejemplo, tal y como explica Carlos del Castillo en este artículo, un patrón oscuro es el frecuente mensaje que vemos a la hora de buscar un hotel en Booking: 'date prisa, tres personas más están mirando esta misma habitación'. Lo cual puede ser verdad, o no, pero siembra la semilla en nuestra cabeza hacia la compra rápida.
Son básicamente trucos psicológicos. Intentad buscar el camino para daros de baja de la suscripción de Amazon Premium. ¿A que no lo encontráis fácilmente? Ese es otro patrón oscuro, y la característica de todos ellos es que pasa desapercibido mientras navegamos y no somos conscientes de ellos.
En la misma línea de argumentación, las apps de citas también implementan pequeñas opciones oscuras que sibilinamente les hace lograr sus objetivos. En este artículo, explicaré unos cuantos de estas aplicaciones que les han llevado a tener un gran éxito, y por otro lado, no facilitan demasiado la búsqueda de la ansiada pareja. Por tratarse de la más conocida, me centraré en Tinder:
1- Es extremadamente fácil de usar
La mayoría de este tipo de software se basa en elegir entre Me gusta / No me gusta. Así de simple. Esa facilidad de uso es adictiva, y además realizamos esa elección en décimas de segundo gracias a un golpe de vista de la imagen de la persona que vemos.
Apps como OKCupid, en origen, obligaban a los usuarios a valorar a otras personas mediante estrellas, de 1 a 5. Sin embargo, esa estrategia se demostró menos eficaz que plantear una disyuntiva. Sí/No. Así de simple.
2- El circuito de recompensa
Los científicos y los programadores saben que uno de los mecanismos que más placer liberan en el cerebro es la sorpresa inesperada. Y ésta ocurre cuando deslizamos perfiles, y de repente en uno de ellos, logramos un match o flechazo. Es decir, una chica ha dicho que le gustamos, y nosotros también.
La dopamina que se libera en ese instante es muy poderosa. Tanto, que muchos usuarios al final hacen que Tinder sea una sala de 'trofeos', o una acumulación de flechazos que redunda en una subida de ego o de autoestima. No produce tanto placer la comunicación con los flechazos, sino la obtención de muchos de ellos.
3- El efecto halo
El efecto halo es uno de los sesgos cognitivos más conocidos de la psicología y que podemos observar con frecuencia en la vida cotidiana. Este término fue acuñado en 1920 por el psicólogo Edward L. Thorndike a partir de sus investigaciones con el ejército, cuando observó que los oficiales atribuían una valoración positiva en ellos partiendo a menudo de una sola característica, de un solo rasgo observado. O por el contrario, atribuían características generales negativas cuando vieron en sus superiores una cualidad no tan adecuada en un momento dado.
Si aplicamos este efecto a las apps de citas, se traduce en que atribuimos cualidades positivas a las personas bellas, y negativas a las personas que no lo son tanto. Y todas las apps de citas destacan la imagen, muy por encima del texto, ya que la lectura del texto no es inmediata y está en un segundo plano de la información de los usuarios. Lo principal es la imagen.
4- Las opciones infinitas
Pensemos por un momento que solo pudiéramos valorar cada día a tres usuarios. Ese límite de opciones provoca que nos pensemos mucho mejor cada elección Me gusta/No me gusta. Esta es la estrategia de la app Coffee Meets Bagel, que todavía cuenta con una base de usuarios muy inferior a otras apps mucho más veteranas y conocidas.
La mayoría de estas opciones, incluso en la opción de suscripción gratuita, permiten valorar varias decenas de usuari@s. Esto frivoliza infinitamente más la decisión sobre cada usuario que se nos cruza en la pantalla, y convierte el proceso de búsqueda de pareja en algo mucho menos sosegado. De hecho, tiende a inundar de valoraciones positivas a las chicas, y de negativas a los chicos, pero esto también es debido a una explicación económica que se quedará para un futuro artículo.
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