Blog de robótica e inteligencia artificial

10/26/2018

Los sesgos de los sistemas inteligentes y la realidad

Hace dos semanas, saltó a la palestra la noticia de que el programa de inteligencia artificial que usa Amazon para contratar a trabajadores tenía una clara preferencia hacia los hombres. Estas distinciones y decisiones injustas merecen más atención desde hoy mismo que la que los medios le están dando, pero no le veo fácil solución a este problema de la tecnología. En este texto explico por qué.


Para ello, me voy a centrar en un caso un poco más antiguo, de mayo de 2016, en el que el medio ProPublica acusaba a un sistema inteligente, COMPAS, usado en el sistema de justicia estadounidense, de tener un sesgo contra las personas negras a la hora de predecir si un delincuente volvería a reincidir o no. Concretamente, con las personas blancas tenía una mayor posibilidad de predecir que no reincidían, y finalmente sí que lo hacían. Mientras, con las negras predecía que iban a volver a delinquir y finalmente no lo hacían.

A pesar de que se armó un buen escándalo, cuatro meses después el Washington Post publicó un artículo en el que demostraba que las interpretaciones de sesgos sobre COMPAS que había realizado ProPublica no eran nada consistentes y que no estaba claro que el programa tuviera una mala preferencia. El problema está en cómo define ProPublica un sistema justo.


Fuente


Para Northpoint, la empresa desarrolladora de COMPAS, la aplicación es justa y veraz, ya que la proporción de la población que reincidió es igual en cualquiera de los dos colectivos, tal y como se puede ver en la imagen. A esto se le denomina calibración del sistema. Sin embargo, ProPublica se fijaba en el conjunto que finalmente no reincidió. Y aquí viene el problema: es imposible tener una solución tecnológica que sea justa según las dos definiciones. De hecho, eso de lo que acusó ProPublica es una de las consecuencias necesarias de diseñar un algoritmo sin sesgos. Un equipo de investigadores de la universidad de Stanford se propusieron calcular el coste de la equidad y concluyeron que el algoritmo, en efecto, se podía hacer que no tuviera la famosa distinción entre blancos y negros, pero a costa de perder precisión en el conjunto global. Llevaría a tener un 17% más de blancos en la cárcel con muy poco riesgo de reincidencia.

Hay que tener claro qué es estrictamente hablando, un sesgo, en el sentido matemático, y qué es lo que promulgan muchos medios. Vayamos en primer lugar con el sentido científico:

En estadística, un sesgo (bias en inglés) se define como un predictor que provoca que los todos los errores vayan en la misma dirección. Es distinto de la imprecisión (variance), el cual se usa para describir errores sin ninguna dirección en particular. El siguiente gráfico lo describe muy bien:



Fuente


Es decir, para un matemático un sesgo corresponde a la diferencia entre la respuesta que da un sistema de inteligencia artificial y la realidad. Sin embargo, los medios extienden que un sesgo es la diferencia entre la respuesta tecnológica y la realidad idealizada que tienen los periodistas. Y eso no tiene ningún sentido. Una cosa es la realidad veraz, la que existe y a partir de la cual se extraen los datos para entrenar a una solución inteligente, y otra cosa muy distinta es la realidad que alguien crea que debería ser.

Por decirlo de una manera sencilla: es nuestra realidad la que está sesgada. Y manipular los datos para que no lo sea, implica una manipulación que daría lugar a otro tipo de sesgos en las respuestas de los sistemas inteligentes. Cualquier modelización de nuestra realidad va a estar sesgada. Siempre va a existir el mismo problema mientras existan dos distribuciones de personas de diferente tamaño. De hecho, no importa cuánto me aleje o me acerque al detalle de la muestra: siempre apareceran subgrupos.

Como consecuencia, la cuestión sobre este tipo de algoritmos se reduce a una cuestión moral que habrá que regular de alguna manera. Habrá que establecer unas reglas de manera que se establezcan un orden de prioridades de sesgos asumibles, siendo conscientes de que se van a producir. De hecho, Google tiene una página interactiva donde se expone claramente un caso de dos grupos de población y cómo procesa la información un algoritmo a la hora de decidir si concederles un crédito o no. El ejemplo original se basaba en que a las personas negras les rechazaban muchos más créditos que a las blancas. Pero simplemente respondía a la realidad de que el primer grupo tenía menos ingresos y más impagos que el segundo. No nos gusta la realidad. Pero el gigante tecnológico concluye en que se podría eliminar ese sesgo a costa de que muchas menos personas reciban una respuesta positiva a su préstamo, en los dos grupos de población.

Cada vez aparecerán más casos de este tipo. Al caso de Amazon y COMPAS, hay que unir los no tan famosos del mismo Google, algoritmos financieros y medios de comunicación. Pero no serán ni los primeros ni los últimos, y hay que tener claro de qué estamos hablando.

En este caso concreto, me temo que los códigos abiertos no van a venir a arreglar el problema.




Fuentes:
- Jacobitemag.org
- Hackernoon.com


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10/15/2018

El gobierno… inversor, tomador de riesgos, innovador

Hoy traigo al blog un vídeo TED de una investigadora que me ha llamado la atención y creo que seguiré a partir de ahora. 

La charla TED habla sobre cuál es el papel del estado en la creación de ecosistemas innovadores dentro de países. La opinión general es que el estado es lento y que si de él dependiera, no existirían Googles, Facebooks, y ese tipo de empresas. De hecho, es una crítica habitual de los americanos a los europeos para explicar por qué en Europa no hay empresas de este tipo.

Sin embargo, Mariana Mazzucato quiere desmentir ese mensaje y cree que el papel del estado ha sido fundamental en muchos momentos de la historia, y en particular, en la creación de Sillicon Valley.






No quiero hacer spoiler de la charla, pero a mí sí que me ha convencido en particular que en esa zona de EEUU la intervención pública ha sido esencial. ¿Sabíais que Tesla también recibió muchos millones de subvención pública de la administración Obama, entre otras grandes empresas? De hecho, esta investigadora afirma que hemos socializado el riesgo de emprender, pero al mismo tiempo, privatizado las ganancias.

La opinión general de la población es que el estado debería de dejar máxima libertad para aflorar el talento, las oportunidades, las caídas y auges de empresas... harán de cualquier región un SV. Pero las evidencias de los datos dicen que no.

No tengo suficientes argumentos ni conocimiento para debatir respecto a este tema en profundidad, pero sí que me interesan los contextos sociales/económicos en los que se dieron el Renacimiento, la Primera Revolución Industrial y otros grandes acontecimientos históricos. En casi todos los que me encuentro, el éxito se debió a una colaboración entre las entidades público - privadas.


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10/08/2018

Sobre la empatía hacia los robots.. y por qué no, hacia las lavadoras

Este es un artículo que se me ha ocurrido a cuenta del recomendable libro sobre How to create a mind, de Raymond Kurzweil. Y el tema no es baladí. Durante el libro, el famoso futurólogo explica los circuitos biológicos del pensamiento y las habilidades cognitivas, y posteriormente habla de otros aspectos necesarios y complementarios para que un robot se parezca a un humano. Entre otras características, está la conciencia de sí mismos y la empatía. Hay algunas más, pero en este artículo me voy a centrar en la empatía.

La empatía es una característica esencial de los humanos que ha jugado un gran papel en que formemos sociedades durante nuestra evolución, y que nos protejamos los unos a los otros. Actualmente, se está entrenando a la inteligencia artificial y a los robots para que transmitan que sienten empatía. Y la frase es exactamente esta, ya que el robot, no siente nada. Solamente estará programado para ofrecer unas expresiones faciales, unos sonidos o unos movimientos distintos dependiendo de cómo detecte el ánimo de la persona. De hecho, esta habilidad es esencial en robots sociales usados en terapias de hospital, como los que emplea brillantemente el investigador español Jordi Albo en el hospital Saint Joan de Déu.

Sin embargo, a pesar de que el robot está actuando, los estudios están revelando que los humanos sí que sienten pena/compasión/empatía por la máquina. Un ejemplo muy sencillo de explicar lo tenemos en un artículo del pasado mes de agosto. En esta ocasión, tenemos a un robot humanoide de mucho éxito, Nao, pidiendo que no lo apaguen. Y sorprendentemente, los sujetos del experimento son más reacios a apagarlo cuando el robot suplica por su vida.
 

Puede que muchos de los que lean estas líneas no tengan nunca un robot de estas características, o que piensen que a ellos no les ocurriría. Pero planteemos la siguiente situación: ¿cuántas veces hemos golpeado con violencia la impresora, la lavadora, el coche o la televisión debido a su mal funcionamiento? 






En el vídeo precedente, ¿qué ocurriría si la máquina con cada golpe, gimiera? La ciencia indica que seguramente cesaríamos en nuestra furia contra el pobre cacharro. Seguro que muchos de los presentes, usuarios del sistema operativo Windows, han tenido que usar recurrentemente Alt + Control + Supr. Eso en cierto modo es tratar mal al software, como coger del cuello a una persona y ponerle las cosas en su sitio. ¿Y si al darle a esa combinación de teclas, el ordenador emitiera un mensaje de dolor?

Ponerle sonido a Windows en estas condiciones es muy fácil, lo cual quiere decir que engañar a los humanos y hacerles imaginar que el ordenador siente daño y está vivo, no es ciencia ficción en absoluto. Es posible que conozcáis a Furby, un juguete que tuvo éxito hace unos 20 años que trataba de formar una relación emocional entre el niño y él a través de frases graciosas.

No he encontrado ningún experimento al respecto, pero ¿creéis que aumentarían la venta de aspiradoras autónomas si tuvieran caritas sonrientes en lugar de no tener expresiones faciales? Quien diga que no, a ver qué piensa cuando conozca a Cozmo.





Pero en todo progreso hay un cierto peligro. Y el peligro es bastante importante, para mi gusto. Ya que un robot con financiación militar ha demostrado que puede manipular mentalmente a un humano a través de la empatía y la interpretación de su estado de ánimo.

Y esto es lo que da un poquito de miedo y conviene regular y conocer en profundidad cómo afecta a la mente humana.

Finalmente, si pensáis que este es un problema de nuestros días, es porque no habéis visto 2001: Una odisea en el espacio, ¡que es de 1968!
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9/22/2018

Después de la margarina, vino el robo del reloj, la bombilla y hasta la cartera

Hace unos días ya os conté la maniobra legal que permitió a unos inventores holandeses robar la receta de la margarina. Hoy traigo algunos ejemplos más, tal y como adelanté.

Desde lejanos tiempos, los gobiernos han usado el mecanismo de las patentes para sus propios intereses. Los datos históricos demuestran muy poca correlación entre creación de patentes e impulso de las innovaciones. En cambio, historias como las que traigo aquí demuestran que el uso real de las patentes era como guerra comercial, creación de monopolios y robo de tecnología entre países.

Este instrumento legal comenzó en 1474 en Venecia, que empezó a premiar con derechos a los inventores y empresarios que habían creado o habían traído tecnología a Venecia. Su intención era la de atraer artesanos a la República. Fue exitoso, por lo que los países del entorno no tardaron en crear sus propias leyes de patentes. Una de las que se recuerdan como mayor acierto fue el Estatuto de los Monopolios, publicado en 1623 en Reino Unido. Hasta entonces, las patentes en ese reino las concedía la Corona prácticamente a dedo, y su posesión implicaba los derechos sobre la comercialización de la invención. Es decir, el inventor no se veía nada retribuido.

Sin embargo, esta herramienta legal ya mostró sus imperfecciones en plena Revolución Industrial, ya que por ejemplo, James Watt exprimió su famosa patente hasta su expiración para evitar que nadie más desarrollase ningún tipo de motor, lo cual provocó un freno en la evolución de esta tecnología. Y es que los monopolios sin ánimo de innovar son uno de los principales problemas de estas protecciones.

El caso es que por razones políticas o económicas, varios países han evitado tener durante bastante tiempo una ley de patentes, y sus resultados son cuanto menos llamativos. Suiza, en primer lugar, no la tuvo hasta que en 1888 publicó una ley bastante rudimentaria, y no fue hasta 1907 cuando tuvo una ley completa tal y como la entenderíamos hoy. Dinamarca daba solo 5 años de concesión de derechos y hasta 1894 no elaboró su ley. En cuanto a Holanda, abolió su ley 1869 por una victoria política a faor del libre comercio, y no la restauró hasta 1912.

Crystal Palace (Londres)


Gracias a las ferias internacionales de la época, podemos comparar los efectos de la ausencia de este tipo de leyes en estos países. Concretamente, en la exhibición de Londres de 1851 (Crystal Palace Exhibition), Suiza y Dinamarca contribuyeron cada uno con 110 innovaciones por cada millón de habitantes, mientras que la media de los países tenía entre 55 innovaciones por cada millón. También Suiza dobló al resto de países en innovaciones durante la feria de 1876 (US Centennial Exhibition). Holanda, en esa misma edición, ganó el 86% de los premios en los que competía, frente a un 46% de media de otros países.

¿Qué hacían entonces estos países para proteger sus innovaciones? Sus industrias se centraron en innovar con gran energía en sectores donde el secreto industrial era muy útil. Principalmente, fueron instrumentos científicos, procesamiento de alimentos e industria química, y se hicieron especialistas en estos procesos y artículos. De hecho, estas actividades generaron muy pocas patentes, mientras que la industria manufacturera se llevaba la mayoría de patentes.

Además de usar el secreto industrial, usaron otras técnicas menos ortodoxas. Por ejemplo, los relojeros suizos del Valle de Joux, tradicionalmente grandes relojeros, acordaron no contratar aprendices entre 1823 y 1840, e incluso muchos no dejaban entrar en sus talleres más que al equipo de trabajo de máxima confianza.


Pero aquí llega la trampa: la ausencia de ley de patentes no sólo se usó para que los trabajadores de esos países se defendieran y protegieran sus inventos, sino que también se usó para atacar a la competencia extranjera. Los mismos relojeros suizos que he mencionado en el párrafo anterior, esencialmente copiaron todos sus modelos de los relojeros británicos, que por entonces dominaban el mundo. Algo que sorprende, ya que los trabajadores de metal eran mejores en Suiza que en Inglaterra, con más experiencia.

Pero no solo en esta industria: es vox-populi que la industria farmaceútica en Suiza le debe mucho a la ausencia de patentes. En aquella época, varios inventores franceses emigraban a Suiza para poder robar patentes de sus compatriotas sin que les pudieran atacar. Es particularmente conocido el caso de Alexandre Clavel, quien en 1869 fundó Ciba AG, una empresa de tinte textil, a partir de una patente francesa. Esta empresa a la postre, terminó convirtiéndose en el actual imperio Novartis, con sede en basilea.

Curiosamente Philips, con sede en Eindhoven (Holanda) también se aprovechó de los años en que este país no tenía ley de propiedad intelectual para robar el modelo de bombilla británico.

Por lo tanto, espero que estén quedando aclaradas mis dudas sobre la eficacia de las patentes como instrumentos reales para mejorar la innovación, sino como medidas proteccionistas e incluso de ataque entre naciones.

Pero este problema se ha agravado en los últimos 30 años debido a razones geopolíticas: en 1980 la proliferación de patentes se descontroló, que es cuando Japón superó a EEUU en el número de patentes concedidas. Estados Unidos no podía permitirse que se interpretara que los ingenieros japoneses eran mejores que los suyos, por lo que cambió su sistema de patentes:
- las investigaciones académicas en las universidades son patentables
- eliminar la exigencia de demostrar que habías llevado tu idea a la práctica (puedes patentar una idea)

Fuente
De esa manera, lo que se ha conseguido es que los países se defiendan de productos extranjeros en la frontera. Es decir, pongamos que General Electric, Toshiba, Sony, tienen distintas versiones de la misma patente, pero eso no significa que hayan innovado más en el mundo.


Todo esto me lleva a pensar que habría que repensar este sistema de protección industrial, ya que no es un medio que mejore la innovación, y desde luego, usarlo como medidor de creativididad en el mundo está lejos de ser eficaz.



Fuentes

- Moser, P. (2005). How do patent laws influence innovation? Evidence from nineteenth-century world's fairs. American economic review, 95(4), 1214-1236.

- Nicholas, T. (2013). Are Patents Creative of Destructive. Antitrust LJ, 79, 405.

- Moser, P. (2013). Patents and innovation: evidence from economic history. Journal of Economic Perspectives, 27(1), 23-44.

- The patents war (2014). Documentary. https://www.youtube.com/watch?v=uM7UFEXhqwg

- The birth of a lamp factory in 1991
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9/14/2018

El robo de la margarina

Hoy me gustaría compartir con los lectores una historia que me ha dado que pensar. Antes de realizar ningún comentario, vamos al lío con la crónica:


Desde finales del siglo XIX, los inventores se las han visto y deseado para que no copien sus ideas. Alguien podría pensar que para eso estaban las patentes, pero en la industria de procesamiento de alimentos, se demuestra que lo más efectivo era el secreto industrial.

Por ejemplo, la margarina se inventó y patentó por primera vez en Francia en 1867, pero se volvió rentable económicamente en Holanda, precisamente en un momento donde el país no tenía ley de patentes. Vayamos por partes: Napoleón III convocó un concurso para combatir la escasez de mantequilla que asolaba Francia, y fue un químico galo, Mège Mouriès, el que dio con la tecla.  

Pero posteriormente, dos firmas holandesas, Jurgens y van den Bergh, comenzaron a fabricar margarina en 1871, justo después de que Mouriès les dijera con total libertad cómo producir el preciado alimento, ya que estaba convencido de que la patente protegía su artículo.

Sin embargo, los holandeses desarrollaron un nuevo tipo de margarina, menos repulsiva que la francesa, y mantuvieron bajo secreto su elaboración y la exportaron a varios países. El químico francés se quedó con un palmo de narices. Años después de que las patentes de Mouriès caducaran, no había conseguido copiar la margarina de sus competidores a pesar de contratar a sus empleados y otras artimañas.

El francés no podía reclamar nada a Holanda, ya que este país carecía de ley de patentes desde 1869 hasta 1910.


Fuente

Hasta aquí el final de la historia. ¿Qué os ha parecido? Según estoy descubriendo, las patentes y la propiedad intelectual han sido clave a lo largo de la historia, pero no precisamente para hacer el bien. No creo que Holanda decidiera aleatoriamente no tener ley de patentes, ya que también, durante el período en que no la tuvo, una pequeña compañía llamada Philips copió el modelo de bombilla de los ingleses, entre otros detalles. 

Y de Suiza y sus leyes también podríamos hablar otro rato. 

¿Sorprendente, no? Seguiré contando otras crónicas que me han llamado la atención.



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8/18/2018

La falta de aceptación de los vehículos autónomos

La automoción es uno de los sectores industriales más importantes hoy en día. En los últimos tiempos además, están sufriendo muchos cambios y todos los fabricantes se tienen que adaptar para no quedarse atrás: tipos de combustibles, movilidad compartida, vehículo autónomo, contaminación, etc.


Fuente

En este artículo, quisiera hacer una reflexión respecto al vehículo autónomo. Particularmente, es un invento que me apasiona, pero que aún veo muy lejos para que se implante totalmente en nuestras carreteras. Sin embargo, la adopción de esta tecnología tiene muchos más baches a superar de los que parece. No se trata solo de lograr un ingenio que cumpla técnicamente (algo que ya es de por sí bastante complejo y que requiere miles de millones de km de tests). Sino que también las personas tienen que acostumbrarse y aceptar esta tecnología. Algo que no está tan claro, como veréis.

Para empezar a poneros en contexto, ¿sabíais que al principio las personas tenían rechazo a usar los ascensores cuando empezaron a existir? ¿Y que por supuesto, también había personas muy reticentes a usar coches en sus orígenes? En la misma línea, se está empezando a comprobar que los coches autónomos no tienen tan buena aceptación como nos quieren vender. Hay varios factores que pueden explicar esto:

          - La gente no se siente segura dejando su seguridad en manos de tecnología
          - Durante el día a día, su tecnología cotidiana tiende a fallar puntualmente, como páginas web, o el teléfono móvil
          - Tras sufrir o presenciar un accidente de coche, las personas tienden a no querer ceder el control de sus vehículos.
          - A pesar de que los dispositivos de ayuda a la conducción (asistencia a cambio de carril, alerta por sueño, etc) ayudan a prevenir accidentes, hay cierto estigma hacia los conductores que lo usan
          - El ser humano tiene un instinto natural para protegerse de las cosas nuevas. Una resistencia al cambio.
         - No ha habido ningún estudio sobre cómo habría que diseñar este tipo de vehículos para su aceptación por el mercado, ni tampoco un estudio de los efectos con varios o un único pasajero.
           - Nos creemos que conducimos mucho mejor de lo que lo hacemos. 
           - Los algoritmos que se usan son totalmente opacos.
           - Cuando fallece una persona en un vehículo de este tipo, se le da mucha cobertura mediática.


Se están estudiando los efectos del vehículo autónomo en los conductores. Se pueden encontrar en la bibliografía, por ejemplo:
           - Reduce la atención en la tarea principal de conducción o estar atento a la carretera
           - Es tedioso en largas distancias.
           - Los conductores prefieren cambiar menos veces de carril para adelantar

Pero la realidad es que no está definido cómo tienen que actuar los conductores en este tipo de vehículos, y menos después del último accidente de Uber

Sin embargo, sí que hay mucho consenso sobre una gran cantidad de ventajas: la posibilidad de que los vehículos autónomos reducirán el tráfico, lo harán de manera más eficiente, serán mucho más seguros que los vehículos tradicionales, etc. Entonces, conviene hacer un esfuerzo para que la integración de estas máquinas en la sociedad sea fructífera. En este sentido, recientemente en la revista Nature Human Behaviour, tres invetigadores de distintas universidades han elaborado una guía sobre los mayores problemas psicológicos que hay que afrontar con estos vehículos, que paso a resumir a continuación:



Opacidad de los algoritmos y casuísticas de error
Como ya se ha dicho, cada vez que hay un accidente de un coche autónomo, los medios recogen la noticia con cierto sensacionalismo y creando alarma social. Esto se ve agravado porque no se conocen bien las causas del accidente, o qué ha fallado en el algoritmo opaco del fabricante. Superar esta barrera es complicado.

Sin embargo, los autores recomiendan a los fabricantes hacer una campaña de concienciación para prevenir a los usuarios que habrá accidentes. Eso es indudable. Además, gracias a distintas regulaciones, los fabricantes deberían de explicar parte de sus códigos y aceptar modificaciones sobre ellos.


Información asimétrica y la teoría de la mente en la máquina
De nuevo, el hecho de la opacidad de algoritmos, hará que el usuario dé mucha más importancia a los pequeños y raros fallos del coche, y apenas preste importancia a los pequeños éxitos. Los investigadores sostienen que la transparencia total del código del coche no es la mejor opción, ya que además está basada en matemática compleja. Pero sí que habría que explicar la toma de decisiones del coche para la tranquilidad del usuario del vehículo, de los de alrededor y de los peatones. Así, esas personas entenderán "por qué se ha parado el vehículo aquí", o "por qué ahora va más lento", "o por qué quiere girar", etc. Es decir, se trata de que la máquina transmita la información necesaria a los humanos.


Hacia un nuevo contrato social con el vehículo
Durante el siglo XX, el coche transformó la sociedad e incluso las ciudades. Sin embargo, el tiempo que le tomará al vehículo autónomo hacer esta transformación será mucho menor. Hay que crear estándares, definir quién será responsable de accidentes, crear una nueva fiscalidad, redes de transporte, etc.


En resumen, ¡queda mucho por hacer!

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7/30/2018

¿Qué factores han impulsado la innovación en la historia?

Los lectores de este humilde blog ya serán conscientes de que estoy leyendo bastante sobre las bases y el contexto que se dio para que la 1ª Revolución Industrial tuviera lugar. En este artículo, intentaré ampliar un poco más estas ideas. Conocer y entender el pasado me parece fundamental para estar bien preparado para el futuro.

No hay un consenso claro entre los científicos sobre los factores que más favorecen o por qué surge la innovación:

- Existe la teoría de que la innovación se puede provocar con los mecanismos adecuados (impulso de creación de patentes, inyección de dinero del sector privado/público, etc).

- Otros autores, ven la innovación como un resultado del conocimiento básico y nuevas tecnologías que se acumula cada cierto tiempo, y que finalmente arroja resultados "prácticos".

- Autores como Schumpeter entienden la innovación en períodos cíclicos de la economía, y sostienen que la innovación es mayor en las crisis. O también pueden ser provocadas por grandes demandas del mercado, las cuales también son cíclicas.

En este artículo, describiré los mecanismos que provocan la innovación según la primera corriente de pensamiento. Es decir, que la innovación es impulsable. Y muchas de las ideas aquí estarán basadas en este artículo científico, ya que en este momento es la opción que más me convence. El artículo no pretende ser un análisis exhaustivo de las causas, efectos e impactos, sino que pretendo transmitir unas cuantas ideas respecto a la innovación.

Entrando en materia, hay 3 mecanismos principales a través de los cuales se puede catalizar la innovación en una región. Son:
- Patentes
- Premios
- Instrumentos de financiación


PATENTES
La primera ley de patentes data de Venecia de 1474 y anunciaba que un invento podía ser protegido si era útil, funcionaba y era novedoso. No está tan clara que las patentes sean el mejor sistema para fomentar la innovación, ya que dan lugar a monopolios e incluso pueden retrasar la llegada de innovaciones a la sociedad, tal y como quiso James Watt y su máquina de vapor.

Las patentes no solo dan derechos a los autores sobre otras invenciones, sino que también les permiten fijar el precio. Un precio demasiado alto puede hacer que el momento de oportunidad de que la idea llegue a la sociedad pase.

Desde mediados del siglo XIX se empezó a cuestionar el uso de las patentes como un buen elemento de innovación. No es para menos. Digamos que la patente es una solución que se ha corrompido en su uso. El hecho de que las patentes duren hasta 25 años es demasiado, siempre y cuando esos autores no avancen en nuevas fronteras del conocimiento a partir de entonces. En cambio, si la patente se usa para frenar a la competencia, la innovación no se da.

Pero por otro lado, conviene también entender por qué los países tienen patentes: los autores locales pueden proteger sus inventos, y eso hace que ese país tenga protección frente a patentes extranjeras. En este sentido, algunos estudios sugieren que los países mediante estos sistemas pueden influir enormemente sobre el camino de la innovación. Por ejemplo, cuando Holanda abandonó su ley nacional de patentes en 1869, se vio que la mayoría de innovaciones iban hacia el sector de los alimentos procesados, en el cual el secreto industrial es muy importante. La patente no los protegía, pero si el proceso era lo suficientemente complejo y difícil, era aún mejor protección. Por lo tanto, sí que se observa que las patentes, históricamente, han tenido influencia. Es muy explicativo cómo en Holanda se saltaron la patente francesa de la margarina para fabricar oleomargarina y protegerla con secreto industrial.

Las patentes en la actualidad se están intentando adaptar a los tiempos y arreglar sus defectos. En general, en economías fuertes, las patentes suelen ser fuertes y algunas pueden dar lugar a innovaciones tras años. Está muy extendido el consenso de que el número creciente de este tipo de documentos en los países no tiene una correlación fuerte con la innovación.

Sin embargo, en la historia para mí sí que tuvieron una clara influencia, y voy a tratar de explicarlo. En 1630 el Gobierno Británico publicó El Estatuto de los Monopolios, a través de la cual otorgaban derecho sobre la invención al autor de la idea (hasta entonces se le daba la protección al que la comercializaba). Y ese acontecimiento, multiplicó las patentes en Inglaterra, y dieron lugar entre otras, a las patentes 356 (1698) y 913 en 1769, de Thomas Savery y James Watt respectivamente.



PREMIOS
A modo de método alternativo de las patentes precisamente, existen los premios. Me refiero a premios otorgados por países, instituciones públicas o grandes empresas. Una de las innovaciones más famosas es que en 1839 el gobierno francés compró la patente de fotografía de Daguerreotype (era un concurso). Tras esa compra, la tecnología se extendió rápidamente por el mundo y se mejoró esa tecnología. Se usó durante 20 años.

El periódico The Daily Mail premió con 10.000 libras a John Alcock y Arthur Whitten en 1919 por atravesar volando el Océano Atlántico en 72 horas. El gobierno australiano también ofreció lo mismo para el que volara de Inglaterra a Australia. William Randolph Hearst, un magnate de la prensa, ofreció 50.000$ para el que volase en menos de 30 días de costa a costa de EEUU (nunca se concedió). Pero probablemente el más famoso fue el premio que el Gobierno Británico ofreció en 1714 por un instrumento para saber la longitud y la latitud en cualquier parte del Globo. John Harrison resolvió el problema en 1750.

Entre 1886 y 1911, en Japón hubo 8503 concursos, 10 millones de exhibiciones y premios por 1.1 millones de dólares. Esta es una tabla de algunos de los premios más importantes que han concedido los gobiernos durante la historia.



Hoy en día, los premios innovación dan mucha fama y prestigio a los ganadores. Incluso el gobierno estadounidense realiza concursos públicos sobre inteligencia artificial para lograr la resolución para problemas complejos (passenger screening algorithm challenge). Lo bueno de los premios frente a las patentes es que normalmente no se le da al autor el monopolio de la invención, sale a dominio público y el gobierno se intenta asegurar que si es una idea interesante, se extienda a la mayor población posible.



MECANISMOS DE FINANCIACIÓN
Los mecanismos de financiación podrían clasificarse en dos tipos desde el siglo XVII hasta nuestros días: los de "la era de los inventores" y "la era de los investigadores". Los mecanismos e instrumentos de financiación que disfruta cada uno de estos tipos es totalmente distinto a la hora de innovar. Pero la bibliografía científica si que tiene una opinión unánime de que este factor es imprescindible para favorecer la innovación.

Concretamente, previa a la Primera Revolución Industrial, existió una Revolución Comercial en el siglo XVI fruto principalmente del descubrimiento de América y mercado marítimo. Gracias a ella, Inglaterra y Holanda fueron dos regiones que se enriquecieron mucho. Esto no es algo sin importancia, ya que el hecho de que existieran más personas con un alto poder adquisitivo, generó que nacieran los primeros bancos y había un mercado lo suficientemente grande como para aumentar la demanda de ciertos productos (como telas, alimentos, etc). Es decir, hubo ciertas figuras que vieron rentable invertir en tecnología y en innovar los procesos productivos y ciertos artículos, como así ocurrió. De hecho, se discute si este aumento de riqueza junto a otros factores dio lugar al capitalismo.

Es decir, para innovar a gran escala en esa época, era imprescindible tener padrinos, inversores o haber nacido en una familia económicamente acomodada por lo general. Basta con ver a los fundadores de la Royal Society en el s.XVII. En este caso, el gobierno británico no financió la Revolución Industrial, sino que se dedicó a no poner obstáculos y trabas burocráticas, y a dejar hacer.

En el siglo actual, este mecanismo de financiación ya ha quedado obsoleto. Prueba de ello es el surgimiento de compañías con pocos recursos (olvídemonos de las startups de garaje). En cambio, ahora el mecanismo se basa en la creación por parte de los gobiernos, de distintos clusters y polos de innovación que aglutinen empresas, investigadores y otro tipo de agentes. Además, en la innovación de los últimos año los inversores de capital riesgo (venture capital, VC) tienen una amplia presencia. Ahora, son los propios innovadores o investigadores los que tienen una actitud más proactiva y buscan a agentes de venture capital o grandes empresas para recibir financiación para sus ideas.

Aún no hay estudios concluyentes que evidencien que el capital riesgo tiene un impacto en la innovación científica (1 y 2). Más bien, sí que hay evidencias de que estos agentes tienen una correlación positiva con la creación del número de patentes, y con una selección más eficiente de estas patentes para lanzar nuevos productos al mercado. Además, la velocidad de lanzamiento al mercado de nuevos productos o servicios es más rápida si la empresa está financiada por estos VC.

Habrá que esperar unos años más para analizar con claridad el efecto de estos inversores en el impulso de la innovación.
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